martes, 10 de octubre de 2017

Las candidaturas al trono tras la revolución de La Gloriosa en 1868

La llamada revolución de La Gloriosa tuvo lugar en septiembre de 1868. Cuarenta y cinco dirigentes de ideología progresista y demócrata, entre los cuales se encontraban el general Juan Prim y Prats y el general Serrano, se enfrentaron al reinado de Isabel II. Tras la victoria en la Batalla de Alcolea el 18 de septiembre, se formó un gobierno provisional, dirigido por el General Serrano, que proclamó las libertades de expresión, asociación, reunión y la libertad de cultos.

La Constitución se promulgó el día seis de junio de 1869. Era necesaria la búsqueda de un nuevo rey, puesto que estaban decididos a mantener la monarquía en España. Se barajaban varias posibilidades, y de ellas debieron ocuparse Serrano, que había sido presidente del Gobierno Provisional formado tras la Gloriosa, y elegido regente por las Cortes el 15 de junio de 1869, y el General Prim, que en la sombra era quien lo organizaba todo.

Por un lado estaba la candidatura de Antonio de Orleans, duque de Montpensier e hijo de Luis Felipe de Orleans, rey de Francia. Estaba casado con la hermana de Isabel II, Luisa Fernanda, y apoyado por la antigua Unión Liberal y una parte del ejército. Hay que tener en cuenta que su relación con Isabel II era, cuanto menos, tormentosa. Era de todos sabido que había financiado golpes contra ella, así como la propia Gloriosa. Además, no dejaba de vérsele como a un rey extranjero y siendo francés tendría problemas por el recuerdo de la Guerra de Independencia.

Las candidaturas portuguesas planteaban dos problemas a Inglaterra, protectora tradicionales del país vecino: la unidad dinástica y territorial entre España y los lusitanos y la posible pérdida de las importantes relaciones comerciales entre ambos. El iberismo (o unión ibérica) era visto con un gran temor tanto desde Gran Bretaña como desde Francia. Además, ni siquiera los propios candidatos estaban de acuerdo con aceptar el trono español. Por un lado, Fernando de Sajonia-Coburgo, que había sido rey consorte de Portugal junto a la fallecida reina María II, era ya de una avanzada edad y decidió rechazar el trono. El hijo mayor de ambos, Pedro V, era Gobernador de Brasil, por lo que su candidatura no se planteó. Por otro lado estaba Luis I, el segundo hijo del matrimonio, rey de Portugal, que tampoco veía clara la unión con España.

También se miró hacia el joven reino de Italia para el problema de las candidaturas al trono. En él, a la altura de 1870, se había establecido una monarquía dirigida por la familia de Saboya. El monarca,Víctor Manuel II, tenía como sucesores a Humberto I, después a Amadeo de Saboya (duque de Aosta) y finalmente a Tomás de Saboya (duque de Génova), su sobrino. La primera candidatura italiana que se presentó al trono de España fue la de Amadeo, a instancias de Prim. Pero esta candidatura presentaba un problema: la familia de Saboya, al unificar Italia, había provocado que el amplio territorio de influencia del papado quedase reducido al Estado del Vaticano, lo cual les había costado la excomunión. Además, el propio Amadeo rechazó el trono español. Así Prim, respaldado por el Gobierno, sugirió la candidatura del duque de Génova (de tan sólo 13 años) a finales de 1869. Pero la propia madre del duque se oponía a la candidatura, de modo que acabó descartándose a pesar de los esfuerzos de Prim. En el verano de 1870 se consideró lícito  revisar la propuesta de la candidatura al trono de Amadeo de Saboya, pero eso sería ya en el verano de 1870 .

La candidatura del prusiano Leopoldo de Hohenzollern-Sigmaringen parecía factible, pues era católico y no tenía problemas con el Papa. Estaba casado con Antonia María de Portugal, la hermana del rey de Portugal, Luis I, y del Gobernador de Brasil, Pedro V, así hija de Fernando de Coburgo-Sajonia y de la ya fallecida María II de Portugal. Por tanto, el miedo al iberismo tanto desde Inglaterra, como desde Portugal, trató de frenar esta candidatura. La Unión Ibérica, que deseaban demócratas y progresistas, era posible puesto que además de estar Leopoldo casado con Antonia María, su hermana, Estefanía de Hohenzollern, estaba casada a su vez con Pedro V de Brasil. Puede que el interés de Bismarck (artífice de la unificación alemana) en la candidatura de Hohenzollern radicara en su intento de acercarse al mundo colonial portugués, en una época en la que Alemania no gozaba de los beneficios de los imperios coloniales que tenían Francia e Inglaterra.


El gobierno provisional de 1869

 La negociación para la candidatura de Hohenzollern se hizo en secreto, y de nuevo a instancias de Prim. En un principio sólo este, Sagasta, Salazar y Mazarredo, durante los primeros meses del año de 1870, trabajaron en ella. Los franceses reaccionaron pronto, pues tenían miedo a quedar cercados entre la monarquía prusiana y una España con un rey Hohenzollern, lo cual hacía recordar los tiempos de Carlos V.

 La candidatura de Hohenzollern se truncó definitivamente en España por el asunto del Telegrama de Ems, el casus belli de la guerra franco-prusiana (1870-1871). El embajador francés, Benedetti, se entrevistó con el rey Guillermo I de Prusia, en el Balneario de Ems (en Renania-Palatinado, junto al río Lann, en la frontera de Alemania con Francia). En dicha entrevista se dejó claro, por parte de Guillermo I, que Leopoldo no sería rey de España y que la candidatura se retiraría. Sin embargo, Benedetti exigió al rey “la seguridad de que aquella candidatura no se volvería a presentar en el futuro”. Según el príncipe de Radziwill, Guillermo debió negar, a través de él, tres veces, que aceptaría negociaciones sobre esto. Así, con este acto visto como soberbia por Benedetti, y el telegrama que Bismarck publicó sobre la entrevista (que se ocupó de hacer ver como un deseo belicista de Guillermo I) llevaron a la declaración de guerra por parte de Francia el 19 de julio. Quedaba así descartada la candidatura de Leopoldo, si bien en los años posteriores a la victoria prusiana, Bismarck tendría guardados candidatos Hohenzollern para España, manteniendo así temerosa a la derrotada Francia.

La candidatura que se consideró “menos peligrosa” fue la de Amadeo de Saboya, que como he indicado anteriormente, se volvió a sugerir en 1870. Pero su reinado, iniciado en 1871, resultó ser un fracaso que apenas duró dos años, lo cual seguramente tenía uno de sus motivos en el hecho de que el monarca no hablara castellano. Amadeo renunció al trono español el 11 de febrero de 1873. Fue entonces cuando surgió la idea de formar, por primera vez en la Historia de España, un Estado republicano. Emilio Castelar, futuro presidente del Poder Ejecutivo en la I República, decía:

Señores, con Fernando VII murió la Monarquía tradicional; con la fuga de Doña Isabel II la Monarquía parlamentaria; con la renuncia de D. Amadeo de Saboya la monarquía democrática: nadie ha acabado con ella; ha muerto por sí misma.” (Sesión del Congreso de los Diputados de los días 10, 11 y 12 de febrero de 1873, p. 131).

Como vemos, la cuestión de la candidatura al trono español no radicaba únicamente en los intereses nacionales. Nuestros vecinos europeos también miraban con atención lo que aquí se decidía con el objetivo de estar preparados para lograr sus pretensiones. Las enrevesadas conexiones familiares entre las distintas casas reales servían de tablero de juego para las ambiciones de los políticos, que veían en los matrimonios y las candidaturas la ocasión perfecta para ejercer más poder sobre el país propio o los aliados. España, sin duda, no era una excepción. Con el antiguo imperio colonial  ya en absoluta decadencia, era mucho más sencillo que antes intentar controlar el trono desde fuera.

Bibliografía:

Congreso de los Diputados, Sesión permanente celebrada en los días 10, 11 y 12 de febrero de 1873, Madrid: Carlos Bailly-Bailliere, 1873, p. 131.

Espadas Burgos, Manuel [et al.], Historia General de España y América, Tomo XVI-2,  Madrid: Rialp, 1981, pp. 190-192.

Fuentes, Juan Francisco, El fin del Antiguo Régimen (1808-1868): política y sociedad, Madrid: Síntesis, 2007, p. 235.

Paredes Javier, Historia Contemporánea de España, siglo XIX, Barcelona: Ariel, 2008, pp. 263, 264.

Speroni Gigi, Amadeo de Saboya, rey de España, Barcelona: Editorial Juventud, 1989, p. 88.

Suárez Cortina, Manuel, La España liberal (1868-1917): política y sociedad, Madrid: Síntesis, 2006, pp. 31, 33-35.

Fuente de la imagen: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:LeopoldHS.jpg (autorizada para reutilización).


Sobre la autora:

Ariadna Muriel Humanes

Graduada en Historia por la Universidad Complutense de Madrid (promoción 2012-2016), en el último curso elegió los itinerarios de Historia Contemporánea e Historia de América. Su Trabajo Fin de Grado consistió en un estado de la cuestión respecto al estudio de la experiencia emocional de los soldados de la Primera Guerra Mundial en el frente occidental. Sus intereses giran en torno de la microhistoria, la Historia de las Emociones y la Historia Social, así como en las artes y su relación con el proceso histórico. Además, es actriz en una asociación teatral de Rivas Vaciamadrid.

Actualmente se dedica a escribir artículos para revistas digitales independientes de divulgación histórica y reseñas literarias en un blog de autoría propia, en castellano e inglés (https://elacantiladodedover.wordpress.com/). 

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