jueves, 29 de junio de 2017

El afán de reformar: planes y proyectos del reformismo borbónico

El siglo XVIII se inició́ con un conflicto sucesorio de la Corona española donde, entre 1701 y 1713, se enfrentaron la Casa de Borbón y la Casa de Austria por la herencia de Carlos II. Esta pugna de poderes cesó en 1713 con la subida al trono español de Felipe V, es decir, de la dinastía borbónica, unida por parentesco con su similar francesa. A partir de entonces, se inició una etapa de pretendidos cambios y transformaciones en las distintas esferas del imperio hispánico que procuraron llevar a cabo un proyecto de reorganización política y económica con resultados que se encontraba entre el logro y la frustración. De manera que estos esfuerzos para reformar el gobierno entre 1700 y 1808 bajo los sucesivos reinados de Felipe V (1700-1746), Fernando VI (1746-1759), Carlos III (1759-1788) y Carlos IV (1788-1808) es conocido como reformas borbónicas.


La familia de Felipe V de Louis-Michel van Loo, 1743. Museo del Prado (Madrid, España)

Los reformistas borbónicos buscaban renovar el aparato estatal a través de una burocracia centralizada, que emanara de Madrid, para restaurar el prestigio y la influencia de la monarquía. Por lo que pretendían establecer un mayor control político, comercial y administrativo dentro del imperio.
Por tanto, aunque no hay una definición clara y concisa del reformismo borbónico, podemos sostener que se trató́ de una serie de proyectos y planes de innovación del aparato estatal que llevó a cabo la monarquía borbónica gradualmente a lo largo del siglo XVIII; en el que no pretendían transformar completamente el orden estamental vigente sino mejorarlo para un mejor gobierno y una mejor administración de sus dilatados dominios.

Tampoco están claramente definidas las etapas de dichas reformas producidas en el siglo XVIII. Aunque la mayoría de los autores coinciden en señalar dos etapas: una inicial de cambios moderados, originados a comienzos del siglo XVIII, coincidiendo con los reinados de Felipe V y Fernando VI; y otra fase posterior con Carlos III mucho más intensa y ambiciosa en la que la Corona llevó a cabo un esfuerzo más serio y ambicioso de mejorar la relación de la Península con América y efectuar un mejor gobierno sobre sus colonias.

De esta forma, muchos autores concuerdan en situar el apogeo de las reformas en el reinado del monarca Carlos III. Además, dentro del reinado de este rey converge la hipótesis de que es a partir de 1763, año de finalización de la Guerra de los Siete Años, cuando más se intensificó este proceso de mejoras y renovaciones en los distintos ámbitos gubernativos. Esto es debido a que los desastrosos resultados de la Guerra de los Siete Años, sobre todo a partir de 1762 con la toma de Manila y La Habana por los ingleses y en 1763 con la Paz de París, impulsaron la necesidad de reformas. Esto se debe a que la monarquía adquirió conciencia de la importancia estratégica de las colonias americanas, principalmente del Caribe, amenazadas por las potencias extranjeras que las acechaban continuamente y mermaban el intento de control que pretendía la Corona sobre ellas, causando obstáculos y peligros a través del contrabando y de los conflictos bélicos. Por estas razones se planteó instaurar un sólido plan de cambios que estabilizara y fortaleciera su dominio en las Indias. 


The British Fleet Entering Havana, 21 August 1762 de Dominic Serres, 1775. National Maritime Museum, Greenwich (Londres, Reino Unido)

El regalismo fue el elemento esencial de la política de Carlos III. El regalismo es la política destinada a hacer prevalecer las regalías o derechos inherentes a la soberanía del monarca, sobre los derechos propios de la Santa Sede. La acción regalista de Carlos III se centró en el control de la Iglesia española, y para lograrlo desarrolló una amplia acción reformista que constituye el elemento primordial de su política.

Las reformas económicas se centraron en liberar a la actividad productiva de ciertas trabas que entorpecían su desarrollo como la liberación del comercio de granos en 1765. No obstante, el proteccionismo se mantuvo en el sector manufacturero.

En el terreno de las reformas administrativas, Carlos III aceleró la tendencia de los primeros borbones en centralizar y agilizar la administración, creando las seis Secretarías del Despacho: Estado, Guerra, Hacienda, Gracia y Justicia, Marina e Indias. Con el fin de ajustar las piezas de la maquinaria administrativa se institucionalizó en 1787 la Junta Suprema de Estado, un órgano deliberador que reunía semanalmente a los Secretarios del Despacho bajo la presidencia del Secretario de Estado.

Estos proyectos reformistas tuvieron versiones propias y diferentes en cada espacio geográfico de la Monarquía Hispánica. Uno de ellos fue Andalucía, que tuvo importantes repercusiones de estas ideas y procesos renovadores, incluso alguno de ellos le fueron exclusivos. Cabe destacar las consecuencias de la expulsión de los jesuitas en 1767 que significó la expulsión de los miembros de la Compañía de Jesús de todos los dominios de la Corona española, entre ellos los territorios andaluces; la creación de las nuevas poblaciones de Sierra Morena que fue un proyecto de colonización agraria; la política comercial con la promulgación sistema del libre comercio entre distintos puertos americanos y españoles que supuso un crecimiento del comercio colonial donde ciudades andaluzas gozaban de gran relevancia, como era el caso de Cádiz que siguió manteniendo bajo su control la mayor parte del tráfico ultramarino; y el desarrollo de la Ilustración que tuvo su particular versión en Andalucía y que consiguió logros importantes como la creación de las Sociedades Económicas de Amigos del País, las iniciativas a favor de la reforma universitaria, la difusión cultural a través de las tertulias, academias, bibliotecas, etc. 


Grupo escultórico que refleja el encargo de Carlos III a Pablo de Olavide de crear las Nuevas Poblaciones. La Carlota (Córdoba, España) 

En cuanto al territorio americano, en el plano comercial sobresale la autorización del comercio libre y la protección de algunos puertos peninsulares y americanos a raíz de 1765 y, sobre todo, a partir del Reglamento de Libre Comercio implantado en diversos puertos en 1778 cuando el comercio español con las colonias americanas quedó relativamente liberizado al autorizarse el comercio directo entre 13 puertos españoles y 22 americanos. En el ámbito militar, destacan sobremanera las fortificaciones que fueron claves en el aparato borbónico y en las nuevas necesidades defensivas, muchas ciudades hispanoamericanas, entre ellas la ciudad cartagenera, fueron rodeadas por amurallamientos y defensas durante el transcurso del siglo XVIII.  En el plano administrativo, se crearon los virreinatos de Nueva Granada (1717/1739) y la del Río de la Plata (1776). 


Reglamento y Aranceles Reales para el Comercio Libre de España a Indias, 1778. Library of Congress (Washington, Estados Unidos).


Sin embargo, estos planes de renovación que se produjeron en el imperio hispánico en el siglo XVIII tuvieron una inevitable respuesta a ambos lados del Atlántico. Las pugnas entre distintos grupos solían determinar el éxito o fracaso de las políticas borbónicas. Estas luchas implicaban generalmente a una amplia gama de grupos sociales tanto en España como en América, quienes se movilizaban para influir en el proceso político y lograr sus propios objetivos particulares. Y ello tenía como resultado un proceso de negociación y conflicto entre los distintos grupos de poder dentro de la Monarquía.

A través de estas oposiciones e incidencias que sucedían tanto en la Península como en América se produjeron resistencias a las reformas que complicaron aún más su ejecución y que reflejaron la modificación y adaptación que sufrían las normas peninsulares a las circunstancias e intereses locales. Lo que dificultaba los pretendidos procesos de centralización por parte de la Monarquía que, en vez de aumentar el poder en el centro, incrementaban la soberanía local. Además, supone una prueba elocuente de la gran diferencia que había entre la reforma proyectada sobre el papel y su aplicación en la realidad, es decir, entre la norma y la práctica en los planes reformistas del siglo XVIII.


Bibliografía

Guimerá, Agustín (Ed.). El reformismo borbónico: una visión interdisciplinar, Madrid: Alianza Editorial, 1996.

Kuethe, Allan J., Andrien, Kenneth J. The Spanish Atlantic world in the eighteenth century : war and the Bourbon reforms, 1713-1796, Cambridge: Cambridge University Press, 2014.

Lucena Giraldo, Manuel. A los cuatro vientos: las ciudades de la América hispánica, Madrid: Marcial Pons Historia, 2006.

Lynch, John. La España del siglo XVIII, Barcelona: Crítica, 2004.

Paquette, Gabriel. Enlightenment, Governance, and Reform in Spain and its Empire 1759-1808, Reino Unido: Palgrave Macmillan, 2008.

Ruiz Torres, Pedro. Reformismo e Ilustración, Madrid: Marcial Pons, 2008.


Webgrafía

1º imagen: Wikipedia.org
2º imagen: Wikipedia.org

Sobre la autora


Rocío Moreno Cabanillas
Contratada Predoctoral FPU del Ministerio de Educación desde diciembre de 2014 en el área de Historia Moderna de la Universidad Pablo de Olavide.

Licenciada en Humanidades por la Universidad Pablo de Olavide (UPO), prosiguió su formación en el Máster Oficial Universitario Historia de Europa, el Mundo Mediterráneo y su Difusión Atlántica: Métodos, Teorías y Nuevas Líneas de Investigación (1492-2000) de la UPO con el TFM denominado “La epístola controlada. El establecimiento de la Administración de Correos de Cartagena de Indias en la segunda mitad del siglo XVIII”; y después realizó el Máster en Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas. Especialidad Ciencias Sociales: Geografía e Historia en la UPO.

Actualmente se encuentra en el Programa de Doctorado de la UPO Historia y Estudios Humanísticos: Europa, América, Arte y Lenguas desarrollando la Tesis sobre comunicación e imperio centrándose en el caso de estudio de la Administración de Correos de Cartagena de Indias dirigida por Manuel Herrero Sánchez y Antonio J. López Gutiérrez.

Así que sus intereses se centran en las reformas borbónicas del siglo XVIII, la historia de las comunicaciones y los organismos institucionales como fuentes de conflictos y negociaciones entre la Corona y las élites locales americanas.

Es miembro de proyectos de investigación I+D de la Junta de Andalucía y del MINECO. 

Tiene varias publicaciones en diferentes revistas científicas sobre los correos marítimos (Revista de Historia Naval, Fronteras de la Historia, Bibliographica America, etc.) así como varios capítulos de libros en francés y español. Asimismo, en 2017 ha publicado un libro titulado: Cartas para gobernar. El establecimiento de la Administración de Correos de Cartagena de Indias (1764-1769). Además, ha presentado su trabajo en diferentes foros nacionales e internacionales (Alemania, Argentina, Francia, Inglaterra, Italia, etc.). 




martes, 20 de junio de 2017

Biografía de una mujer olvidada: Margarita de Navarra

Siglo XVI, Francia. Humanismo, Renacimiento, protestantismo y Reforma son algunos de los principales ejes rectores de la época, y todos ellos influirían sobremanera en la corte del famoso rey francés, Francisco I. De sobra es conocida su obra política, así como los constantes episodios de beligerancia con el emperador Carlos V. Pero detengámonos. Esta no es una historia más de los hombres importantes de la época. Con este artículo queremos introducir al lector o lectora, la biografía de una mujer, que a nuestro juicio, tuvo una relevancia capital, fundamentalmente tanto desde la óptica de la historia cultural y literaria, como de la política.

¿Habéis oído hablar de la duquesa de Alençon, de Berry, condesa de Armagnac, de Perché, reina de Navarra y princesa de la primera rama de Orléans?  A pesar de la sobrecarga de títulos nobiliarios, seguramente siga siendo una auténtica desconocida. Quizás Margarita de Navarra, nombre con el que ha pasado a la historia, suene algo más. Pues no sólo es la hermana del primer Valois, Francisco  I, sino que, también fue un personaje relevante en el ámbito político, social, literario e ideológico de principios del siglo XVI en Francia. ¿Por qué? 

Margarita de Angulema, c.1527, retrato de Jean Clouet


Desde su infancia estuvo muy vinculada con las letras. Tanto su hermano como ella, se vieron inmersos en un ambiente erudito que les ofreció la oportunidad de instruirse en la cultura clásica, aprendiendo tanto el griego como el latín. Sin embargo, Margarita puso especial interés por el estudio de otras lenguas, destacando entre ellas el alemán, el castellano, el italiano y el hebreo. Gracias a dicha formación, Margarita tuvo un papel relevante dentro de la corte, dado que su hermano confió los asuntos de la diplomacia extranjera en su persona.

Llama la atención que en aquella época una mujer tuviera un rôle tan activo en la corte de Francisco I, una de las más importantes de Europa. No obstante, esta situación no resulta tan extraña, ya que con la llegada del Renacimiento, muchas mujeres destacarían tanto en el ámbito político como en el cultural. Por tanto, si atendemos tanto a la historia de género como a la historia política, la figura de Margarita cobra más relevancia si cabe.

Los problemas afloran en la corte francesa. A raíz de la Batalla de Pavía, en 1525, el emperador Carlos V, además de derrotar al rey francés, lo hizo su prisionero. Margarita, ante esta situación, intentó negociar con los embajadores de la Monarquía Hispánica la liberación de su hermano. No obstante, fracasó en el empeño, dado que Francisco I tuvo que firmar un tratado en Madrid en 1526, en el que Francia no resultó nada beneficiada.

Otro de los aspectos a destacar, en su labor como diplomática de la corte, donde continuaba cultivándose y formándose, fue acoger tanto a pensadores como artistas de renombre y situarlos bajo su protección, para que así pudieran desarrollar una prolífica vida cultural. De entre estos destacamos Le Groupe de Meaux, con su mayor representante el poeta Clément Marot. Gracias a su situación privilegiada y a la buena relación con su hermano pudo liberar a algunos escritores de la censura. Entre ellos Erasmus y Léfevre.

Pero no solo fue una mecenas de la cultura de su tiempo, ya que, la propia Margarita, fue una escritora prolífica, que abarcó diferentes géneros literarios, contribuyendo de esta manera, y de forma directa al desarrollo de las letras francesas. Farsas, poesía, prosa, teatro, etc.

Concienciada de la controversia religiosa de su tiempo, Margarita entabló una fuerte relación con el obispo Briçonnet, quien la conduce por el camino de la mística. Gracias a esta amistad y a conocer a Léfevre y a Gérald Roussel, nuestra escritora atraviesa un periodo de inquietud religiosa que la lleva a una reflexión personal que manifiesta en muchos de sus textos.  Entre ellos encontramos el poema: Le Dialogue en forme de vision Nocturne, Chansons Spirituelles, La Navire etc.

En las letras francesas la literatura mística adquiere una gran difusión y repercusión en los siglos XVI Y XVII. Les Prisons es la máxima representación del misticismo de Margarita de Navarra. Los versos reflejan  una articulación de la unión mística en lenguaje paralelo al del amor humano. Este libro, mezclando lo espiritual y autobiográfico, termina con la fusión del alma purificada que llega al momento culminante de la unión mística del alma con Dios.

Con la publicación de Le Miroir de l’âme pécheresse en 1531  la autora vive un episodio amargo en su vida, pues la Facultad de Teología de la Universidad de la Sorbona quiso censurar la obra por ser de tendencias contrarias a la fe católica.



Atendiendo a las fuentes biográficas de la autora y a su obra literaria podemos apuntar que Margarita de Navarra se identifica más con la doctrina protestante, aunque no lo manifestase con total libertad, por ser la hermana de un rey católico.

A pesar de la gran cantidad de poemas escritos por ella, es sobre todo conocida en la historia literaria por su única novela: L’Héptameron. En esta obra predomina la temática de la religión y del amor pero, sobre todo, se caracteriza por la sátira hacia el clero. Destaca también, en los cuentos del Heptaméron, la influencia del platonismo o neoplatonismo, característico de la corriente humanística.

La estructura de esta obra maestra podemos compararla con El Conde Lucanor de Don Juan Manuel en España, The Canterbury Tales de Chancer en Inglaterra y Il Decamerone de Boccacio en Italia. Esta trilogía supuso una reforma de la prosa en Europa a través de nuevas técnicas narrativas.

Dos siglos más tarde, es Margarita de Navarra quien retoma estos precedentes literarios para reformar la tradición narrativa en Francia. De esta forma, abre la vía a un nuevo género: el cuento. Y es considerada la precursora de las técnicas boccacianas en la literatura francesa del siglo XVI.

“Entre autres, je crois qu’il n’y a nul de vous qui n’ait lu les Cent Nouvelles Nouvelles de Boccace, nouvellement traduites d’italien en français […]”

Vemos en estas palabras como en el prólogo del libro la autora resalta la figura de Boccaccio y deja entrever al lector su admiración por este autor italiano.

En definitiva, nos encontramos con una figura que a pesar del ostracismo al que ha sido sometido por la historiografía, resulta admirable el potencial que durante toda su vida desarrolló tanto a nivel político como cultural. Por último, nos gustaría destacar que desde la visión de género su legado cobra mayor relevancia para la historia puesto que, tristemente, la mujer ha sido relegada históricamente a un segundo plano.

Margarita de Navarra, supo desde su condición social privilegiada, romper todos los moldes. Fue capaz de rodearse de los personajes más brillantes de la época, enriqueciendo a las mujeres y los hombres de la corte. Más allá de esto, en una sociedad tan patriarcal, ella se atrevió a escribir y publicar textos sorteando incluso intentos de censura por parte de la Universidad de la Sorbona.

Es fácil andar cuando el camino es visible; lo más difícil consiste en atravesar ese camino a partir de nada. Margarita de Navarra, gracias a su espíritu abierto y decidido, es una de las primeras mujeres de su época en abrir el camino hacia la emancipación de las mujeres. Contribuyó así a la edificación de la cultura de principios del siglo XVI y a la cultura venidera. 

Jardín de Luxemburgo, París


Bibliografía

Balmas, E., Giraud, Y. et  Pichois, C. Littératurefrançaise. Paris: Arthaud, 1986.

Caso, A. Las olvidadas. Barcelona: Planeta, 2005.

De Navarre, Marguerite. HeptaméronEd. Simone de Reyff, Paris: Flammarion, 1982.

Martínez, Caridad, “La Narración” Historia de la Literatura Francesa, ed. Javier del Prado. Madrid: Ediciones Cátedra, 2009, páginas 241-267.

Múgica, M. Margarita de Angulema. Pamplona: Gobierno de Navarra, 2015.

Timmermans, Linda. L’accès des femmes à la culture sous l’Ancien Régime. Paris: Honoré Champion, 2005.



Sobre la autora



Inés Mestre Jiménez

Graduada en Estudios Franceses por la Universidad de Sevilla, promoción 2010-2014, centra su interés en la literatura e historia moderna y la cultura francófona.

De vocación docente, realiza una estancia de ocho meses en Dijon como auxiliar de conversación. Actualmente cursa el Máster en Profesorado en ESO, Bachillerato, F.P o Enseñanza de Idiomas (Especialidad: francés).

martes, 6 de junio de 2017

Franco y el Pop

“¿Y a mí qué me importa Franco?” Cuéntame cómo pasó.


La Guerra Civil y la larga dictadura franquista son los hitos más traumáticos de nuestra historia contemporánea, y este trauma se refleja, como no podía ser menos, en el séptimo arte, siendo estos hitos históricos temas estrella dentro del cine español, tanto es así que en buena parte de la mentalidad popular estas representaciones retrospectivas han pasado a ser consideradas como clichés dentro de nuestro cine.

El presente artículo quiere servir de reflexión sobre los cambios que se han ido fraguando en los últimos años en cuanto al tratamiento de la Guerra Civil y el franquismo en el cine y las series de televisión. Esta reflexión parte en gran medida de la crítica a la teoría del historiador Vicente Sánchez-Biosca, que afirma que la corriente que consiguió imponerse como canónica en cuanto a la representación de estos temas en la pantalla, ha ido perdiendo fuerza ante una nueva tendencia que considera bastante inapropiada. Según el citado autor, la tradición clásica que se solidificó durante la Transición, la centrada en retratar con un lenguaje muy dramático la desolación de la Guerra Civil y los años más duros del franquismo, ha ido siendo desplazada por una tendencia distinta, centrada en una década que había carecido de interés para el cine, la de los 60. En opinión de Sánchez-Biosca, la nueva tendencia, interesada en la época aperturista del régimen, se desprendería, pues, del elemento sórdido y tremebundo, mirando de una forma más amable, creando, en definitiva, una atmósfera mucho más rosa que intentaría llamar a la nostalgia. Además, causa especial alarma en el historiador la toma de protagonismo en estas nuevas ficciones de las referencias a la cultura pop y massmediática como elementos historizadores frente a la pérdida de importancia del contexto político. Este artículo es, en la medida de lo posible, una respuesta a eso, ya que defiendo que estos nuevos enfoques no tienen que estar necesariamente faltos de elemento crítico, además de estar convencido de que el uso de la cultura pop como referente histórico no implica necesariamente una visión falseada y edulcorada de la historia.

Para Sánchez-Biosca, el ejemplo más obvio de la consagración de la nueva tendencia puede verse en el éxito de la serie Cuéntame cómo pasó, que empezó en 2002 y que continúa hasta nuestros días, contando de momento con el considerable número de 18 temporadas. Esta serie se centra en la vida de los Alcántara, una familia de clase media de su época. Es decir, que la serie tiene la aspiración de hacer pasar a sus protagonistas por la típica familia española de estos años, y como bien apunta Sánchez-Biosca, esa característica es la que puede hacer entrañables a los Alcántara a los ojos del telespectador. Se crea, pues, un vínculo con el seguidor de la serie, que querrá verse reflejado en esta familia anónima, y dicho vínculo será especialmente emotivo con el espectador de alrededor de cuarenta y cincuenta años, pues es el niño de los Alcántara, Carlos, el que desde la supuesta actualidad hace de narrador de la historia de su familia, centrándose por ello el relato en la perspectiva de quien era un niño en esos años.


Protagonistas de la serie Cuéntame en la primera temporada

El peligro que advierte Sánchez-Biosca con respecto al éxito de este tipo de ficciones es que crean una memoria falseada y kitsch de la historia, en la que prima el contenido emocional y nostálgico, y en la que toma un protagonismo inusitado el elemento pop en detrimento del contexto histórico, que queda desdibujado y subyugado a la cultura massmediática. Según sus palabras, se trata de un nuevo tipo de representación histórica “que se asienta no sobre los hitos políticos, sociales o ideológicos, sino sobre los fenómenos reflejados por los mayoritarios medios de comunicación y que revela una noción de contemporaneidad y carencia de historicidad respecto al pasado”. Se corre, según él, el riesgo de una relectura histórica del franquismo en la conciencia popular, creándose una nueva visión colectiva “despolitizada” y “desdramatizada” de la dictadura. Las afirmaciones tan alarmadas de este historiador merecen, según mi criterio, cierta revisión.

En relación a esto, Sánchez-Biosca afirma que no es la serie Cuéntame la inventora de esta tendencia popera de la historia, sino que significa la consumación en el espacio televisivo de algo que se venía fraguando en el cine, concretamente en el género de la comedia. Como ejemplo de esto, el autor expone dos películas muy distintas entre sí, a saber,  El amor perjudica seriamente la salud (Manuel Gómez Pereira, 1997), que podría definirse como una comedia romántica de corte sofisticado, y Muertos de risa (Álex de la Iglesia, 1999), una comedia negra con vocación esperpéntica e iconoclasta. Sin embargo, según el autor, estas comedias de tan distinto tipo tienen en común el desplazamiento del contexto histórico-político en favor del elemento pop y massmediático, que desdibuja el relato histórico dándole una falsa apariencia de contemporaneidad.

En la primera de las películas sí que notamos una ausencia absoluta de referencias al contexto político de la época, siendo los únicos elementos contextualizadores las trucadas portadas del ¡Hola!, los anuncios televisivos, y otras plataformas mediáticas de exposición de la admirada high society. Por el contrario, en la película de Álex de la Iglesia sí que son existentes las alusiones al contexto histórico-político, aunque con una peculiaridad que las hace dudosas: todo está pasado por el filtro de la televisión. Esta centralización referencial, por la que la televisión se convierte en el exclusivo instrumento de historización, crearía según Sánchez-Biosca una visión falseada y contemporaneizadora de la historia, algo contrario, según él, a la reconstrucción del pasado.

Pero el uso de la cultura pop como referente histórico no implica necesariamente una visión falseada y suavizada de la historia, y podemos encontrar ejemplos que lo demuestran. Puede compararse a este respecto a Cuéntame con una serie extranjera de referencia ambientada también en los sesenta, Mad Men. Esta serie estadounidense muestra un evidente cariz crítico con esa sociedad americana de los sixties a la vez que usa estos elementos de la cultura pop de masas como referentes historizadores, siendo ejemplo de que este uso no implica necesariamente una visión rosa de la historia.

Centrándonos de nuevo en Cuéntame, más allá del protagonismo de los elementos de la cultura pop, es incuestionable que esta serie sí que usa tono nostálgico, sin embargo, tampoco se puede afirmar que esté totalmente esterilizada de todo componente político, pudiendo encontrar ciertas evidencias de crítica a la dictadura y a la sociedad que regentaba: el miedo a hablar de política en el bar, la militancia comunista del hijo mayor de los Alcántara, un jefe franquista que obliga a los empleados a hacer un donativo a la Iglesia, la constante presencia controladora de esta institución, o el vacío social que los vecinos hacen a una madre soltera, pueden considerarse, de algún modo, como elementos de cierta crítica. También puede ser tomado como crítica el reflejo de las aspiraciones de la familia media española de la época que pasan por cosas como una televisión, un seiscientos, una lavadora, o, simplemente, ir a la playa. Dichas ambiciones, que pueden parecer ridículas e incluso cutres a ojos del telespectador, dejan constancia del atraso comparativo del país. Estas aspiraciones, de hecho, también recuerdan a las de los habitantes de Villar del Río, el pueblo en el que transcurre ¡Bienvenido, Mr. Marshall! (Luis García Berlanga, 1953), así como a las de los improvisados delincuentes de Atraco a las tres (José María Forqué, 1962), y hoy pocos serán los que duden de la carga crítica de esas películas.

Cartel de la película Bienvenido Mister Marshall

Además de esto, puede afirmarse que la relación de la cultura pop con la Guerra Civil y la dictadura no se limita sólo a la intrusión de aquélla en las representaciones cinematográficas de éstas, sino que también desde hace tiempo empezaron a representarse estos traumáticos periodos históricos dentro de los cánones de géneros fílmicos pertenecientes a la cultura popular, como lo son el terrorífico y el fantástico. El alejamiento formal que supone la inmersión en estos géneros con respecto a la corriente más tradicional de representación de la guerra y la dictadura, no supone ni mucho menos la frivolización del relato histórico, sino que los elementos de género son usados de forma metafórica para simbolizar el terror y la monstruosidad inherentes a este negro periodo.

Pese a no pertenecer propiamente al género, El espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973) puede considerarse pionera en esta identificación del terror de celuloide con el de un episodio real. En esta película, efectivamente, el horror real de la guerra queda representado a través de un monstruo de ficción: la criatura de Frankenstein, que tanto impresiona a la niña protagonista del filme tras ver la clásica adaptación cinematográfica de la novela de Mary Shelley (James Whale en 1931). Por su parte, el dúo de películas de Guillermo del Toro formado por El espinazo del diablo (2001) y El laberinto del fauno (2006) sí que supuso una inmersión propiamente dicha del tema de la Guerra Civil y la dictadura en los géneros de terror y fantástico, jugando el director en ambas películas a identificar la monstruosidad producto de la fantasía y la monstruosidad real de la que son capaces los seres humanos. Así, las palabras de Guillermo del Toro son toda una declaración de intenciones: “the only real monsters are human, and the only thing you have to be afraid of is people, not creatures, not ghosts”.


Escena de El espíritu de la colmena

Si aparte de todo lo visto hasta aquí añadimos que la antigua corriente cinematográfica, más dramática y centrada en las épocas más oscuras, no sólo no ha desaparecido sino que incluso vivió hace unos años una renovación y revitalización, en el contexto de los debates de la reparación de la Memoria Histórica, no se entiende el alarmismo del historiador Sánchez-Biosca.

En definitiva, con este artículo intento mostrar cómo la nueva atención a los sesenta y el protagonismo del elemento pop, no implican necesariamente la imposición de una mirada afable o condescendiente al franquismo. Es más, el uso de estos nuevos elementos, incluyéndose la propia inmersión en géneros populares como el del terror y el fantástico,  pueden servir incluso para hacer crítica desde nuevos ángulos, presentando unos nuevos y muy interesantes horizontes a la hora de representar la Guerra Civil y el franquismo en la pequeña y en la gran pantalla.

Bibliografía
Sánchez-Biosca, V. (2006). La memoria impuesta: el consumo reciente de imágenes del franquismo. En V. Sánchez-Biosca, Cine de historia, cine de memoria: la representación y sus límites (p. 65-84). Madrid: Cátedra.

Kermode, M: “Guillermo del Toro” Guardian, 21 November 2006. Interview. Disponible en: <http://www.guardian.co.uk/film/2006/nov/21/guardianinterviewsatbfisouthbank?INTCMP=SRCH>



Sobre el autor:

Moisés Hidalgo García

Fundador de la Start-Up La Odisea de la Historia. Licenciado en Humanidades en la Universidad Pablo de Olavide, especializado en gestión y técnicas informáticas para Archivos, bibliotecas y bases de datos. Realizó además el Máster Historia de Europa, el Mundo Mediterráneo y su difusión atlántica: Métodos, Teorías y Nuevas Líneas de Investigación (1492-2000) de la Universidad Pablo de Olavide, y actualmente realiza su doctorado en la misma universidad en la que investiga sobre los procesos de democratización en el mundo rural.