martes, 8 de noviembre de 2016

Els xuetes: el estigma de los quince apellidos


Situación del Call Menor en la ciudad de Mallorca


En prácticamente todas las sociedades han existido minorías que han sido menospreciadas por el bando hegemónico. De este modo, el estigma ha jugado un papel muy relevante en las sociedades,  por un lado creando identidades y conciencia social hacia las minorías en cuestión  y por el otro, subrayando diferencias hacia los sectores dominantes, construyendo así límites culturales que a menudo han comportado consecuencias para los estigmatizados.

El estigma conforma un modo de percibir al otro, no por una apreciación visible sino más bien por una serie de elementos y juicios de valor escogidos aleatoriamente. Se construye así, una identidad determinada no acorde a la realidad pero efectiva para el resto de la sociedad.

“La imagen pública de un individuo parecerá estar constituida por una reducida selección de acontecimientos verdaderos que se inflan hasta adquirir una apariencia dramática y llamativa, y que se utilizan entonces como descripción completa de su persona.” (Goffman, 1963: 83)

Este precisamente es el caso de los Xuetas, un colectivo segregado y marginado en la realidad social de Mallorca hasta mediados del siglo pasado. El caso del estigma xueta es resultado de un complejo entramado histórico que centra sus bases originales en la religión, siendo éstos supuestos descendientes de criptojudíos del siglo XVII.

En el siglo V ya se tiene constancia de presencia judía en las islas Baleares, sin embargo es a partir del siglo XII-XIII donde aparecen como un colectivo importante siendo parte fundamental de la vida cotidiana de la sociedad mallorquina, especialmente por sus actividades económicas y comerciales.

La participación activa de este sector en la sociedad no se traduce de ningún modo en la falta de tensiones entre los diferentes colectivos, sino más bien todo lo contrario. De este modo los judíos se mantenían en espacios específicos para ellos conocidos como calls. En Mallorca, donde la población de judíos era extensa en comparación a la de otras ciudades, había tres juderías (calls) repartidas. Esto demuestra la intención de segregación cultural que aún sobresalta más si tenemos en cuenta los numerosos conflictos que aparecieron en estos barrios. Uno de los ejemplos más importantes es la masacre de 1391 siendo uno más de los ataques antisemitas que se manifestaron a lo largo y ancho de las coronas de Castilla y de Aragón ese mismo año.

A consecuencia de este ataque, que devastó el Call Major (la judería más grande de Mallorca) la presencia judía en la ciudad comienza a entrar en declive. Muchos de los judíos residentes de la ciudad migraron a otras áreas “más seguras” del Mediterráneo huyendo de conflictos sociales. Para más ende, años después en 1435, se dio una conversión masiva donde la mayor parte de los judíos cambiaron su fe para ser cristianos. Las razones de esto último son diversas según los estudiosos, unos mantienen que fue una conversión impuesta por las autoridades, mientras que otros defienden que fue a petición de rabinos muy influyentes que ordenaron la conversión total para huir de una condena a muerte (Arández, 1997).

Sea como fuere, en 1492 durante el control de los reyes católicos en Mallorca ya no había judíos que expulsar, al menos ninguno que expresara su fe en público. Comienza entonces una época de clandestinidad para las prácticas religiosas minoritarias, dónde encontramos el origen de los que luego serían conocidos como xuetas.

A lo largo de la Edad Moderna el Estado Moderno se irá consolidando y con él se pretenderá unificar los territorios alrededor de una sola creencia: la católica. Esto obligó en cierta manera a establecer mecanismos que anularan las disidencias, uno de esos mecanismos es el conocido Tribunal de la Inquisición.

Durante esta época muchos eran los judíos conversos que continuaban practicando su fe original en privado, lo que en algunos casos terminaba en condenas. Durante el siglo XVII, la Santa Inquisición atacó ferozmente varios individuos condenados por practicar el judaísmo. Los años 1675, 1679 y 1691 quedarían grabados en la memoria de todos los ciudadanos de la ciudad de Mallorca. En estos años se realizaron sentencias de muerte a determinados judíos, cuyos apellidos fueron inscritos en un grabado frente a la Casa Negre (sede inquisitorial de Mallorca) en un espacio abierto a todo el público con la intención de perpetuar la condena a través de las generaciones. Un total de quince apellidos que incluso después de la desaparición de tal grabado toda la población recuerda: Aguiló, Bonnín, Cortès, Fortesa, Fuster, Martí, Miró, Picó, Pinya, Pomar, Segura, Tarongí, Valentí, Valleriola i Valls



La Fee Triunfante, Francesc Garau: 1691.
 Manuscrito elaborado tras la condena de 1691 para dejar perpetua constancia de los condenados. Se volvió a publicar en 1755 para justificar el odio ya establecido hacia el colectivo xueta.

Posteriormente al siglo XVII, debido a las medidas que impuso el tribunal inquisitorial empieza a aparecer una discriminación sistemática hacia los quince linajes, todos los descendientes de aquellos judíos procesados.

Para designar a estos individuos se atribuye la palabra xueta, cuyo origen etimológico es motivo de debate, aunque ciertamente se denota un carácter peyorativo en primera instancia. La etiqueta de xueta irá calando en poco tiempo en la memoria social de Mallorca, marginando notoriamente a todo aquél que heredara alguno de los apellidos malditos. La exclusión social traspasó todas las fronteras, llegando incluso a limitar sus posibilidades económicas. Un ejemplo de ello es la imposibilidad para optar a algún cargo público de importancia, formar parte de gremios, del ejército o, con más sentido aún, un cargo eclesiástico.

Hay que aclarar que si bien los predecesores, aquellos que fueron sentenciados por la Inquisición, eran con toda probabilidad criptojudíos, la mayor parte de los xuetas eran cristianos, aunque mantenían ciertos elementos judíos.

Todo ello comporta una conciencia étnica entre los xuetas que fue creciendo con el paso de los años. Debido al estigma que supone ser un xueta desde el exterior y quedar excluido de muchos aspectos del resto de sociedad, se crea internamente un sentimiento de unión. Un elemento muy importante que ha mantenido hasta nuestros días la idiosincrasia xueta es la práctica de la endogamia. El recelo y la desconfianza, unido a los intereses económicos hizo prevalecer el matrimonio entre las diferentes familias xuetas. En este sentido apareció la negación por ambas partes a contraer matrimonios mixtos, lo que impidió la desaparición o diseminación de los linajes xuetas.

En 1782 Carlos III respondió a las llamadas de socorro de algunos xuetas que habían denunciado los abusos y discriminación que sufrían. El monarca intentó eliminar cualquier atisbo de exclusión social, aboliendo las limitaciones para adquirir cargos públicos y condenando cualquier tipo de violencia hacia este colectivo.

A partir de ese momento la suerte de los xuetas recae periódicamente en procesos de exclusión e inclusión al tiempo que el panorama político se fue transformando. Durante la Guerra de Independencia Española (1808) los xuetas se convierten en el cabeza de turco de todos los males a ojos de la población mallorquina, sin embargo en 1813 la Constitución de Cádiz los reconoce como ciudadanos de pleno derecho, hasta que Fernando VII derrumba dichos derechos. Finalmente en 1834 durante la regencia de María Cristina de Borbón se vuelven a reconocer los derechos para todos los xuetas.

Desde el siglo XIX hasta mediados del XX, la historia religiosa de los xuetas pierde cierta relevancia, sin embargo el estigma se mantiene. No son rechazados en instituciones públicas como antaño pero el resto de sociedad les trata con menosprecio.

El ser xueta aparece como un complejo simbólico sobre el colectivo basado en un pasado histórico y en unos elementos definidos que acaban por conformar un ideal muy determinado sobre el grupo. Forma parte de la visión popular de la mayoría, es decir, de aquellos que no están inmersos en el universo determinado, lo que otorga a dicha mayoría el poder para demonizar, culpar y castigar a los estigmatizados casi impunemente. La exclusión ejercida a este grupo les ha hecho mantener y crear elementos culturales propios, como es el caso de la cocina, lo que a su vez ha fomentado la conciencia étnica que hoy se promueve por parte de muchos xuetas.

Es importante resaltar que no solo los xuetas son descendientes de judíos conversos sino simplemente de aquellos que fueron procesados. Sin embargo, su pasado histórico ha servido para unos como herramienta de exclusión y para los otros como elemento de unión. Actualmente algunos xuetas han decidido incluso “retomar” la fe judía habiendo sido reconocidos por Israel como judíos de pleno derecho, siempre y cuando el individuo sea xueta por línea materna.

Bibliografía

Arández, Á. S. Sobre la condición de los conversos y chuetas de Mallorca. Espacio Tiempo
y Forma. Serie III, Historia Medieval, nº 10 (1997), 219-261.

Braunstein, B., i Muntaner, J. M., & Alier, R. Els xuetes de Mallorca: els conversos i la
inquisició de Mallorca. Ed. Curial, 1976.

Goffman, E. Estigma. La identidad deteriorada. Buenos Aires: Amorrortu editores, 1998.

Garau, F. La Fee triunfante en quatro autos celebrados en Mallorca, Reedición para Ebook, 2012.

Muntaner, L. Els Xuetes de Mallorca: espai, economia i societat a finals del segle XVII. Barcelona: Universitat de Barcelona, 1989.

Manera Salom, L. La importància econòmica d'una minoria ètnica: el cas dels xuetes, segles

XVI-XVIII. Barcelona: Universitat Pompeu Fabra, 2013.

Imágenes

La Fee Triunfante: www.wikipedia.org

Sobre el autor:

Carlos Rodríguez Prol

Graduado en Antropología Social y Cultural por la Universidad Autónoma  de Barcelona. Allí, realizó su Trabajo de Final de Grado sobre los estereotipos del flamenco a partir de un trabajo de campo de tres años en el Centro Popular Andaluz de Sant Cugat del Vallѐs.

Sus intereses para con la antropología se centran sobre todo en el mundo de lo religioso y los derechos de los pueblos indígenas.

Actualmente cursa el Máster en Religiones y Sociedades organizado por la Universidad Pablo de Olavide y la Universidad Internacional de Andalucía, con la intención de realizar una investigación de campo en Barcelona sobre los cultos afrocubanos.

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