martes, 27 de diciembre de 2016

Reseña: El trono de barro: jaque al duque de Lerma

El trono de barro: Jaque al duque de Lerma es una novela de poco más de 500 páginas, publicada a finales del año pasado por Teófilo Palacios. Aunque sea su tercera novela histórica, casi con total seguridad esta es la que mayor repercusión ha tenido en cuanto a fama y probablemente también a ventas.

En esta ocasión la novela se ambienta entre finales del siglo XVI y el primer cuarto del XVII para narrar la vida de Francisco de Sandoval y Rojas (I duque de Lerma y V marqués de Denia entre otros muchos títulos y cargos), el cual, ha sido reconocido por ser el valido durante el reinado del rey Felipe III (1598-1621).

La novela es de lectura rápida y de estilo sencillo, no se pierde en los detalles, excepto en algunos puntos clave, como en las descripciones de edificios tanto exterior como interiormente, y la narración responde a una serie de tópicos que suelen repetirse en este tipo de novelas, como la existencia de un amor imposible y la ejecución de una venganza fraguada durante años. Por otro lado, y para terminar con los aspectos más formales, la edición que he leído presenta una cantidad inusual de fallos de imprenta que espero que se arreglen (o que se hayan arreglado en las ediciones posteriores), para que no desluzca el trabajo del autor.

En cuanto a los personajes, los más conseguidos son sin duda los ficticios que acompañan el relato principal y el del propio Francisco de Sandoval, sin embargo ni siquiera estos tienen la profundidad que se pudiera esperar. Puede que uno de los ejemplos más claros de personajes que podrían dar mucho más a la trama sea el de Margarita de Austria (reina desde 1599 hasta su muerte en 1611).

¿Qué podemos encontrar de histórico en la novela, qué no y qué podría desarrollarse más?

Como hemos dicho en alguna otra ocasión, las novelas históricas no son libros de historia, es decir, no tienen por qué someterse a un análisis exhaustivo de los hechos históricos que acontecen dentro del contexto en el que se enmarcan. Pese a ello, debemos asumir que publicar tiene sus consecuencias y más aún cuando estas publicaciones tratan de hacer lo más real posible un relato dentro de un contexto histórico, pudiendo llevar al público inexperto a confusiones. El trono de barro me había despertado halagüeñas expectativas, no solo por las buenas críticas que recibe, sino también porque venía acompañado de una sobreportada con la opinión de cierta historiadora, donde resaltaba su veracidad y fidelidad histórica. Por ello, en los siguientes párrafos me gustaría exponeros cómo he desarrollado mi lectura, en qué cosas el relato no ha cumplido mis expectativas, en cuales sí, y en qué podría mejorar.

El error más palpable en El trono de barro es precisamente el fracaso del autor a la hora de mimetizar el relato ficticio con el real en algunas partes del libro. La veracidad y fidelidad histórica de la que hablaba antes, se lleva a cabo en demasiadas ocasiones con párrafos que bien podrían estar sacados de un manual de historia al uso y en los que el autor no hace ningún esfuerzo por conectar con la historia que está desarrollando. Esto supone una mancha, un parche, una parada, que aunque trate con información imprescindible para entender el relato completo, carece de destreza narrativa alguna.

Algunos de los fallos más graves que he podido encontrar se derivan de un mal uso de los conocimientos que Teo Palacios tiene de la época sobre la que escribe, o de la ignorancia de ciertos mecanismos que rigieron y pautaron el ascenso del duque de Lerma. El primero de éstos es el tratar los nombramientos y los cargos como una mera acumulación de títulos y rentas, sin darle más importancia que la económica, cuando por ejemplo el  privilegio del cargo de sumiller de corps estaba más en la cercanía y confidencia que podía tener con el rey, que en la renta que este podía reportar al duque. El segundo tiene que ver con el desaprovechamiento de ciertos actos que se narran de pasada en la novela y que guardaban un profundo simbolismo dentro de los círculos del poder. El ejemplo más claro es el del funeral de Felipe II, acto que se narra prácticamente de forma secundaria, y en el que se le da más importancia a conversaciones privadas inventadas, que al propio hecho de que el entonces marqués de Denia tuviera un cometido dentro del rito oficial que lo destacaba entre todos los asistentes.

En cuanto a aspectos que mejorarían la consideración que tengo sobre la novela están la explicación del por qué el marqués de Denia tiene acceso tan fácilmente a la cámara del príncipe Felipe. Y es que además de ser gentilhombre de la Cámara del Rey Felipe II a partir de 1580, el acceso al príncipe a partir de 1592 viene facilitado porque los antepasados de Francisco de Sandoval y Rojas fueron cuidadores y regidores de cámaras tan reseñables como la de Juana I de Castilla o del príncipe Carlos de Austria, haciendo buenos servicios a la Corona en el desempeño de estos cargos. Otro de los cargos más importantes que está mal ejecutado es el de “Capitán General de toda la Caballería de estos reinos” que a partir de 1603 permitió a Lerma tener un pequeño ejército disponible y a sus órdenes durante buena parte del año sin que ello supusiera gasto alguno para el valido.

Por otro lado, para ser una novela que ocupa la mayoría de sus páginas a explicar el encumbramiento de Francisco de Sandoval y Rojas, se centra demasiado en las gracias que este personaje tiene que hacerle al rey para poder acceder al poder, sin embargo nada se dice de la inmensa labor de descrédito que acompañó a los méritos del entonces marqués para desbancar del poder a los que lo habían ostentado en los últimos tiempos de Felipe II. Este es uno de los puntos que más podrían ayudar a entender la labor de Francisco, que fue más allá de cuatro carantoñas, fiestas privadas y cacerías. Públicamente, mediante panfletos y tratados, sobre todo anónimos, se fue vendiendo que la gran ruina de la monarquía fue la de la Gran Estrategia de Felipe II y, por tanto, la acción política más importante del valido sería la de conseguir pacificar los distintos frentes bélicos que tenía abiertos la monarquía.

Otra de las carencias es que, aunque se explique muy bien la labor de consolidación del poder que lleva a cabo Francisco a partir de relaciones clientelares, dádivas y nepotismo, nada se dice de uno de los mecanismos más usados para mantener y aumentar el poder de las familias aristocráticas en el Antiguo Régimen: el matrimonio de las hijas. Además de Cristobal y Diego, el duque tuvo tres hijas: Catalina, Juana y Francisca, que casaron con miembros tan reseñables como Pedro Fernández de Castro (VII conde de Lemos), Manuel Pérez de Guzmán (VI conde de Niebla y VII duque de Medina Sidonia) y Diego López de Zúñiga Avellaneda (VII conde de Miranda y II duque de Peñaranda) respectivamente. Sin embargo, poco o nada se habla de esta parte de la familia que, como podéis ver, fue fundamental para afianzar los lazos de poder y perpetuar el linaje de los Sandoval.

Además de todo lo que no me ha gustado de la novela y de la buena elaboración de esa red clientelar de la que hablaba en el párrafo anterior, la novela tiene algunos puntos muy positivos. Uno de ellos es las distintas tramas y caídas sucesivas de los ministros de confianza de Lerma como Pedro Franqueza y Rodrigo Calderón sobre todo a partir de 1607. Otro es el conocimiento básico que te puede aportar la novela de cómo funcionaban las relaciones internacionales de la Monarquía Hispánica, a partir de las embajadas en Francia, Inglaterra o los Estados Vaticanos. También está muy bien apuntado la labor de mecenas que Francisco de Sandoval y Rojas comienza a tener casi desde que asciende y consolida el poder en la corte, que se materializó en la financiación y compra de obras de arte, y en la construcción de ermitas y templos religiosos entre otras cosas. Quizá otro de los puntos fuertes sea la personalización del problema morisco en la figura de Pedro Cano, a partir del cual se pueden entender muy bien los motivos de la movilidad y la concentración de este colectivo en ciertos puntos de la Península Ibérica, como por ejemplo en los territorios valencianos. Las dos últimas consideraciones se refieren a decisiones acertadas que ha tomado el autor, una de ellas es sin duda el corte existente entre el año 1612 y la muerte del cardenal-duque, y otro la puesta en disposición de una lista detallada de personajes al final del libro que puede ayudar al correcto seguimiento de la lectura en algunas ocasiones.

Valoración

El trono de barro: Jaque al duque de Lerma tiene cosas positivas y de su lectura podemos extraer algunos conocimientos útiles, sin embargo no es un libro que recomendaría, ni por forma ni por contenido, ya que además de que la edición está poco cuidada, las carencias narrativas y los aparentemente insuficientes conocimientos de la época nublan una novela a la que se podía haber sacado mucho más jugo y sobre la que personalmente tenía muy buenas expectativas.

Bibliografía

ALVAR EZQUERRA, A., El duque de Lerma: corrupción y desmoralización en la España del siglo XVII, Madrid: La esfera de los libros, 2010.


domingo, 18 de diciembre de 2016

Call for papers: "La Revolución de las Trece Colonias"

En menos de un mes Éufrates cumplirá un mes de su primera publicación y queremos celebrarlo como mejor sabemos, con uno de nuestros especiales. En esta ocasión lleva por título "La Revolución de las Trece Colonias", se publicará durante la semana del 9 al 15 de enero y, como siempre, está abierto a vuestras colaboraciones. Desde hoy y hasta el 5 de enero de 2017 podéis hacernos llegar artículos o reseñas que tengan que ver con el tema propuesto. El formato de estas aportaciones tendrá que seguir las pautas establecidas en el apartado "Colaborar en la revista" y podéis hacernoslas llegar a través de nuestro correo: revistaeufrates@outlook.com

Os dejamos por aquí nuestro cartel con la emblemática Declaración de la Independencia como protagonista:

¡Anímate y participa!


martes, 13 de diciembre de 2016

Catástrofes naturales en el Reino de Guatemala

El Reino de Guatemala  formó parte del Virreinato de Nueva España y estaba ubicado en el área geográfica de Mesoamérica. El calificativo de “reino” podemos constatar que es un término simbólico empleado por la historiografía tradicional,  ya que se trató sólo de una entidad territorial o demarcación administrativa a cargo de un gobernador general, en la que se integraban la Capitanía General de Guatemala, la Audiencia y la Cancillería Real de Santiago de Guatemala.

Esta demarcación, tuvo un papel fundamental en el ámbito estratégico-militar para la Corona Hispánica. Prueba de ello es que en 1542 se constituyó la capitanía General de Guatemala  con el fin de: agilizar los movimientos del ejército,  combatir más fácilmente la piratería en el Caribe, las posibles amenazas de potencias extranjeras  y las surgidas a raíz de tribus indígenas de difícil sometimiento.

En título de este artículo hace referencia a la historia convulsa de la capital de este reino, conocida inicialmente como Santiago de los Caballeros de Guatemala y finalmente como Nueva Guatemala de la Asunción. Esta capital sufrió multitud de devastaciones parciales o totales a causa de diversos motivos que desarrollaremos en el presente relato desde su fundación.

El Reino de Guatemala como posesión española se empezó a gestar con el inicio de las expediciones de conquista hacia el sur, tras la toma de Tenocthtitlan en 1521. Para esta labor Hernán Cortés comisionó a Pedro de Alvarado quien años más tarde (1524) fundaría la primera ciudad y capital de este reino, Santiago de los Caballeros. Esta población se asentó junto a Iximché (Tecpán), es decir, en la sede del reino de kaqchiquel, pero duró poco, debido a una sublevación indígena que desembocó en la quema ciudad por parte del gobernador ante el temor de una emboscada, tan solo un mes después de ser fundada.

Tras estos acontecimientos Pedro de Alvarado marcharía de la ciudad en ruinas, para someter con su ejército por la fuerza a todos los pueblos que opusieran resistencia a su avance y dominio. Durante los tres años siguientes vivieron en barracas hasta que en 1527 la situación era lo suficientemente estable como para construir una nueva ciudad. Esta población recibió el nombre de Santiago de los Caballeros (Ciudad Vieja) y se ubicó en el “valle de Almonga”, justo al pie del volcán de agua llamado “Hunapú”.
Cabe constatar que este segundo asentamiento no tuvo mejor suerte que el primero, pues en 1538 se produjo un gran incendio que dejó gran parte de las construcciones arruinadas. Posteriormente se emitiría una ordenanza para que en las construcciones a partir de aquel momento se emplearan solo piedra, ladrillo y techos de teja, en lugar de usar tapial o el bajaraque.

A pesar de las buenas prácticas inducidas, la zona del asentamiento resultó no ser la más idónea. Puesto que en 1541 se produjo un fuerte temporal de aguas, que junto a fuertes temblores produjo un deslizamiento o torrentada que asoló totalmente la ciudad dejando muchas víctimas mortales, entre las cuales se hallaba la esposa del gobernador Pedro de Alvarado.

Poco tiempo después, el Obispo de Guatemala y Francisco de la Cueva (gobernadores interinos de la ciudad) decidieron trasladarla de nuevo. Esta vez se asentaría en el “valle del Pachoy” o también conocido a posteriori por los incidentes ocasionados como el “valle del Tuerto”.


La nueva ciudad que llevaba el nombre de sus antecesoras y es conocida en la actualidad como “Antigua Guatemala” se fundaría en 1543 en una zona que sufría inundaciones periódicas a causa del desbordamiento del río “Pensativo”.  


Antigua Guatemala

No obstante, esto no fue ni una muestra del fatal destino que le esperaba, ya que en 235 años que duró este asentamiento se produjeron unas siete asolaciones totales de la ciudad y más de treinta terremotos de gran escala que ocasionaron grandes pérdidas tanto humanas como materiales.

Estas catástrofes estuvieron estrechamente relacionadas con el desbordamiento del río antedicho (tan solo 14 días después de la fundación de la ciudad  se produjo la primera anegación), la ubicación de ésta sobre una de las grandes fallas geológicas de Mesoamérica y su proximidad a tres volcanes de fuego y a uno de agua. En la siguiente ilustración podemos ver en erupción al volcán Pacaya, uno de los volcanes de fuego ubicados en las inmediaciones de esta ciudad.


Volcán Pacaya

En este periodo destacan los incidentes acontecidos en 1717 y 1773 por su magnitud. El 27 de agosto de 1717 hubo grandes temblores y “los volcanes empezaron a arrojar voraces llamas de fuego y humo, con tan espantosos bramidos y retumbos que pusieron en la mayor consternación y atemorización a todos los habitantes de Guatemala”. De hecho, de los cuarenta mil moradores que tenía la ciudad, al día siguiente solo quedaron unos 1500, ya que muchos de ellos huyeron hacia los montes y otros muchos murieron a causa de los desprendimientos de los edificios.

Después de estos sucesos se contempló la opción de reubicar de nuevo la ciudad, pero el rey Felipe V se negó y apostó por su reconstrucción, ya que en aquella época se asociaban los temblores a los volcanes ¿dónde podían ir si toda la región era volcánica?

No obstante, el temporal de lluvias de 1773 hizo que se desbordara el río Pensativo anegando la ciudad, y a la suma, unos terremotos la asolaron totalmente “dejándola reducida a un montón de casquetes en los que no se podía andar por llano” y en la que muchos cuerpos sucumbieron entre los escombros.  A continuación exponemos las ruinas del convento de capuchinas que fue víctima de estos sucesos, conservadas como muestra de la grandeza y en memoria de la antigua ciudad.


Ruinas del Convento de Capuchinas

A la vista de la devastación sufrida, la ciudad se trasladó de nuevo y de forma definitiva al “valle de la Ermita” a partir de una Real cédula firmada por Carlos III de España el 2 de enero de 1776, bajo el nombre de Nueva Guatemala de la Asunción. No obstante, la nueva ciudad fue devastada por un fuerte terremoto en 1917, que irónicamente casi no afectó a la Antigua Guatemala.

Bibliografía
Archivo General de Indias, Audiencia de Guatemala, 662A, folios 12-16, Microfilm_AGI, 2760.  

AGI, Audiencia de Guatemala, Carta de Cabildos Seculares GUATEMALA, 41, N.70, folios 1-4.

AGI, Audiencia de Guatemala, GUATEMALA,43,N.66, folio 1.

AGI, Audiencia de Guatemala, GUATEMALA, 948, N.7, folios 797-799.

AGI, Indiferente General, INDIFERENTE,449,L.A2,F.122-122V, folio 1.

Archivo Histórico Nacional, Colección de documentos de Indias, DIVERSOS-COLECCIONES, 27, N.69, folios 1-40. 

Zilbermann de Lujan, C. Aspectos Socio-Económicos Del Traslado De La Ciudad De Guatemala (1773-1783). Guatemala: Academia de Geografía e Historia de Guatemala, 1987.

Imágenes
Antigua Guatemala: http://www.deguate.com/artman/publish/hist_colonial/fundacion-ciudad-antigua-guatemala.shtml#.WElWxfnhCM-.

Volcán Pacaya: AGI, Mapas y Planos, Guatemala,315.

Ruinas del convento de capuchinas: http://www.deguate.com/artman/publish/hist_colonial/fundacion-ciudad-antigua-guatemala.shtml#.WElWxfnhCM-.




Francisco José Gómez García

Graduado en Geografía e Historia por la Universidad Pablo de Olavide, promoción 2012-2016. Periodo en el que desarrolló su interés en la violencia, redes de comercio y nodos de comunicación de la Monarquía Hispánica en Oriente durante la Edad Moderna. Su Trabajo Fin de grado, titulado “La masacre de los sangleyes en el contexto de la imprenta sevillana”, estuvo estrechamente relacionado con estos asuntos. Además, muestra interés por la historia militar, las catástrofes naturales en la historia y la archivística. Actualmente, está matriculado en el Máster en Historia y Humanidades Digitales, organizado por la Universidad Pablo de Olavide.

jueves, 8 de diciembre de 2016

Reseña de "A caballo entre dos mundos, el granadino Ibn al-Jatib y el renacimiento de al-Ándalus"



Como cada último jueves de cada mes, el pasado día 24 de noviembre tuvo lugar la penúltima sesión de 2016 de las conferencias ligadas a la Cátedra al- Ándalus de la Fundación Tres Culturas. En esta ocasión la ponencia estuvo a cargo de Laila Miriam Jreis Navarro, quien nos habló de Ibn al-Jatib, un literato, historiador y político que vivió uno de los momentos cruciales para la descomposición y el aislamiento de los estados musulmanes dentro de la Península Ibérica. Cuando durante el otoño de 1340 (en la Batalla del Salado) el Reino nazarí de Granada perdería sus posesiones en el Estrecho de Gibraltar, a través del cual había recibido hasta entonces la ayuda de las tribus guerreras del Reino de Fez.

Ibn al-Jatib, intelectual y doble visir durante el reinado de Muhammed V de Granada, a través de continuados viajes desde la Península hacia el Norte de África trató de volver a reunir las tribus guerreras que se habían fragmentado a partir de la derrota de los generales de Fez en el Salado, ya que creía que esta era la única forma de sostener militarmente el reino nazarí. Pero no solo fue su actividad política lo que la ponente nos remarcó, sino también sus otras actividades acrecentadas y maduradas a partir de la defenestración y consecuente expulsión de Muhammed V y de su corte, los cuales recabaron en el Reino de Fez. Durante este exilio al-Jatib recorrerá buena parte del Norte de África e irá recogiendo sus vivencias en unas memorias de exilio de gran valor histórico, político y religioso. Será a partir de este momento cuando sus formas evolucionarán, tratando de hacer historia, no como una sucesión de acontecimientos, sino fundamentada en testigos, órdenes, correspondencia, e hilando la realidad social que iba conociendo con la política. También cambió su forma de escribir literatura, dando preeminencia al contenido sobre la forma, tratando de escapar de los adornos y haciendo que sus obras fueran lo más accesibles posibles.

Con toda seguridad estos cambios en sus formas marcaron un precedente más cercano al Renacimiento europeo que al anquilosamiento intelectual del que habitualmente hablamos refiriéndonos a los márgenes de las fronteras que marcaba ese Renacimiento racional, científico y religioso europeo. La huella del regreso del que podríamos decir “un nuevo al-Jatib” al Reino nazarí de Granada, podemos encontrarla en varios lugares de la Alhambra, de donde tras su segunda caída en desgracia, se borraron muchas de sus obras.
A mi juicio el punto más valioso de esta ponencia se encuentra sin duda en la recuperación y la reinterpretación de la figura de Ibn al-Jatib, tachado por sus contemporáneos como un soberbio y un arrogante, y del que sus enemigos se preocuparon de no dejar rastros para que no se le prestara mayor atención de la que merecía, cosa que en gran parte consiguieron. Por otra parte, el estudio en profundidad de una figura tan transgresora como al-Jatib, permite conocer la otra cara de una misma realidad, y es que el cambio que sufre el pensamiento de al-Jatib a partir de su primer exilio, coincide con muchas de las ideas que el Renacimiento comenzaba a abanderar, como por ejemplo tratar de buscar formas más simples en el lenguaje o de fundamentar mejor los hechos históricos como forma de entender la realidad.


Para terminar debo decir que la conferencia de Laila M. Jreis Navarro me pareció brillante y muy interesante a todos los niveles. Desde aquí me gustaría invitar a todos los que no conocen estas conferencias ligadas a la Cátedra al-Ándalus a que se apuntaran a estas enriquecedoras sesiones.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

Segunda sesión Ciclo de Conferencias Nodo Atlántico-COREDEX/POLYCENTRICSTATES

El próximo lunes 12 de diciembre tendrá lugar en la Escuela de Estudios Hispano-Americanos la segunda sesión del Ciclo de Conferencias Nodo Atlántico-COREDEX/POLYCENTRICSTATES. En esta ocasión las conferencias estarán a cargo de Inés Cuadro y Gerardo Caetano, ambos de la Universidad de la República de Uruguay. La primera ponencia lleva el título "Feminismos, culturas políticas e identidades de género en Uruguay", por su parte el de la segunda es "Tierras, Reglamento y Revolución. Reflexiones a 200 años del Reglamento Artiguiste de 1815". Como es habitual el acto comenzará a las 16:00 horas y habrá finalizado a las 20:00.

Desde Éufrates os invitamos a ir a estas enriquecedoras conferencias que, más allá de las ponencias gozan siempre de un ambiente muy bueno para debatir y plantear cuestiones relacionadas con las intervenciones. Allí estaremos algunos de nosotros y esperamos veros a vosotros también. Para más información podéis contactar directamente con nosotros a través de nuestro correo que os enlazamos AQUÍ. 


martes, 29 de noviembre de 2016

El sacerdocio femenino en la Antigua Roma: las vestales

En los últimos estudios realizados acerca de las mujeres y la religión se viene empleando un método de análisis que intenta evadir aquellas afirmaciones simplistas que defienden la peculiar y profunda relación que las mujeres han mantenido a lo largo de la historia con las religiones. Aunque, en el caso de la antigüedad, la implicación de las mujeres en la esfera religiosa fue la única intervención pública consentida a su sexo, cabría cuestionarse hasta qué punto éstas pudieron ejercer tal posición sin superar, ni quebrantar la masculinización de tal cargo dentro de un sistema patriarcal. A pesar de ser el único cargo oficial comparable a las magistraturas de los varones, no todas las mujeres pudieron hacer presencia y uso de tal consentimiento, y aquellas que sí lo lograron, estuvieron siempre subordinadas a la autoridad de un hombre. Luego, no debemos olvidar que la religión romana actúa como medio justificador del sistema social establecido y esto no es diferente en lo que respecta a los roles de género.
Tito Livio a través de Valerio afirmaba que «las mujeres no pueden reclamar magistraturas o sacerdocios o triunfos...». Por razones sociales, jurídicas y rituales, la posición de la mujer en el sistema religioso tradicional resultó ser marginal, secundaria e inusual. Su papel no se sustentó nunca sobre un modelo de feminidad, tal y como este es entendido en el mundo romano, sino por medio del ejercicio de roles masculinos. Sin embargo, a pesar de la limitada intervención de las mujeres en este ámbito, el repertorio que disponemos se encuentra bien definido debido a la necesaria e imprescindible intervención de éstas en ciertas ceremonias y rituales. Por una parte podemos diferenciar dos tipos de presencias femeninas en la religión tradicional: las que ostentan un título de manera individual o las que participan en condición de esposas de sacerdotes. En otras palabras, la singularidad de los sacerdocios femeninos se puede apelar o bien a sus vínculos matrimoniales o a la condición especial de la mujer, ya sea por su reconocimiento ante la sociedad o por su condición de vírgenes.
Este marco de actuación se irá ampliado conforme la estructura imperial vaya tomando forma, de manera que la gestación y consolidación del nuevo sistema atraerá nuevas formas de cultos, y nuevas deidades serán asimiladas e integradas en el panteón. Las innovaciones religiosas promovidas en esta época dieron pie a la formación de nuevos sacerdocios y nuevas formas de participación religiosa donde las mujeres adquirieron más protagonismo apareciendo como diosas, sacerdotisas o devotas. Tres formas de intervención femenina, que aunque fueron más visibles durante la era imperial, derivan de las intervenciones de las mujeres en las actividades religiosas tradicionales que tan importante siguieron siendo como testimonio de tradición y costumbre romana.
En la tradición romana más antigua, los sacerdocios femeninos oficiales eran esenciales para la estabilidad del estado, sobre todo aquellos cultos destinados a dioses como Júpiter y Vesta.  Ambas divinidades exigían una forma de culto distinta a la del resto, pues de ellos dependía el funcionamiento de la vida pública y la prosperidad del estado. El culto destinado a Júpiter y a Vesta tenía que mantenerse de manera cotidiana, razón por la cual requería de un grupo de sacerdotes que estuvieran consagrados todo el año.
El más conocido y socialmente relevante fue el culto a Vesta cuyo sacerdocio era ejercido por las vestales. Vesta fue la diosa del hogar cuyo fuego alimentaba y daba vida a la ciudad. Esta diosa representaba unos de los valores más apreciados para los romanos, pureza y sacralidad; valores que también debieron de ostentar sus sacerdotisas. Sin embargo, a pesar del papel significativo, tanto real como simbólico de estas mujeres, su actividad en la esfera religiosa no es más que un ejemplo de excepcionalidad.

En el templo de Vesta, de Constantin Hölscher, 1902.

La institución de las vestales nació con la propia ciudad de Roma. Las antiguas tradiciones literarias sobre los orígenes de Roma atestiguan la sacralidad y el valor de las vestales, pues la madre de los míticos Rómulo y Remo fue una de ellas. La función principal de este grupo de sacerdotisas residía en la custodia del fuego del hogar público, el cual debía permanecer siempre encendido. El fuego custodiado por las Vestales representaba la estabilidad del estado, su extinción podía suponer un mal presagio para el mismo; de manera que era de vital importancia que tal deber fuera desempeñado exitosamente. Luego, la sacralidad del culto, su valor en la tradición romana y su necesario mantenimiento cotidiano, concedieron al sacerdocio de las vestales un carácter singular que lo hacía único en el marco religioso.

Ser una vestal requería de una dedicación plena y cotidiana al culto de una única divinidad, cuya tarea demandaba no solo de una rigurosa instrucción ritual, sino también del obligatorio juramento de castidad. A través de la ceremonia de la captio, las vestales eran elegidas por el Pontífice Máximo para ser ingresadas en el atrium vestae o casas de las vestales. Allí debían permanecer treinta años aproximadamente sometidas a una rigurosa disciplina bajo la supervisión de la virgo vestalis máxima. La eficacia de los cultos realizados por éstas dependía del cumplimiento estricto de las normas de castidad y pureza. El incumplimiento de esas normas era considerado «una contaminación» de la misma y un delito de extrema gravedad frente al estado, razón por la cual la dureza del castigo iba en relación al delito cometido. Sin embargo, la eficacia en el buen cumplimiento de sus deberes les otorgaba un puesto relevante en la sociedad y el disfrute de una serie de privilegios no comunes en las mujeres romanas.


Casa de las vestales

En la era imperial el culto a Vesta mantuvo su sacralidad y prestigio a pesar del nuevo tono que fue adquiriendo el sistema religioso romano, debido a la inserción de nuevas deidades y cultos. Indudablemente el culto imperial guardó ciertas similitudes con este culto. Muchas emperatrices fueron asociadas a Vesta y todas aquellas virtudes asociadas a la diosa, tanto fue así que en diversas ocasiones fueron las propias vestales quienes ostentaron el puesto de flamínicas a mayor escala en el culto a la emperatriz divinizada, concretamente en el culto a diva Livia.
Bibliografía

Delgado Delgado, J. A. “Flaminica-Regina-Vestalis. Sacerdocios femeninos de la Roma antigua”, en Serrano-Nizan, L., Hernández Pérez, M. B. (eds.), Mujeres y religiones. Tensiones y equilibrios de una relación histórica, Santa Cruz de Tenerife: Idea, 2008, 85-105.

Mirón Pérez, M. D.. “Mujeres en público. Las sacerdotisas de la Hispania romana” en Millán, M. Á.; Peña Ardid, C. (coord.), Las mujeres y los espacios fronterizos, Zaragoza: Prensas Universitarias de Zaragoza, 2007, 89-119

Oria Segura, M. “De mujeres y sacrificios: un estudio de visibilidad”, Saldvie, 10, (2010), 127-147.

Pomeroy, S. B.  Diosas, rameras, esposas y esclavas: mujeres en la Antigüedad. Madrid: Akal, 1999,  229-249

Imágenes

En el Templo de Vesta: www.wikipedia.org

Casa de las vestales:
http://imperioromanodexaviervalderas.blogspot.com.es/2015/01/quienes-eran-las-vestales.html

Sobre la autora:


Graduada en Geografía e Historia por la Universidad Pablo de Olavide, promoción 2011-2015. Realizó su Trabajo de final de Grado sobre el culto imperial en Itálica. Interesada en el género y los estudios históricos acerca de las mujeres en la Antigüedad y en la Modernidad. Realizó el Máster en Religiones y Sociedades organizado por la Universidad Pablo de Olavide y la Universidad Internacional de Andalucía, el cual culminó con el Trabajo de final de Máster titulado “Plotina y Sabina en la religión romana”. Actualmente cursa el Máster en Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanza de Idiomas en la Universidad Pablo de Olavide.

martes, 22 de noviembre de 2016

Introducción al Portal de Archivos Españoles



Todo trabajo de investigación requiere de un gran esfuerzo por parte del investigador en la búsqueda de fuentes primarias para su correcta elaboración. El Portal de Archivos Españoles (en adelante PARES), es una herramienta que pone a disposición tanto del investigador como de cualquier ciudadano que lo precise, una inmensa cantidad de documentos de libre acceso conservados en los distintos archivos españoles.  

PARES se caracteriza principalmente por la difusión en internet del Patrimonio Histórico Documental Español conservado en su red de centros, el cual nos permite no sólo localizar en qué archivo se encuentran los documentos que pueden ser útiles en nuestra investigación sino, en una gran cantidad, visualizarlos desde el propio Portal.






En términos muy generales y de manera resumida PARES es una herramienta que conecta al investigador con los archivos, permitiéndole conocer los fondos de cada uno de ellos con el fin de dirigirse directamente a aquel que le reporte información útil para su investigación. De esta manera, por ejemplo, tendrán que asistir al Archivo de la Corona de Aragón aquellos interesados especialmente en los condes de Barcelona así como en los reyes de Aragón, Valencia y Mallorca dentro de un marco cronológico amplísimo que abarca desde el siglo IX al XVII. Del mismo modo, si un investigador precisa de información sobre el Juzgado de Guerra de Valladolid, PARES le redirigirá directamente al Archivo de la Real Chancillería de Valladolid. Usando dicho Portal cualquier investigador podrá comprobar que para realizar un buen estudio de las indias durante el dominio de la Monarquía Hispánica deberá visitar el Archivo General de Indias. 

Estos son sólo varios ejemplos de tres Archivos que se encuentran dentro del Portal. Sí pinchamos en la pestaña “Inventario Dinámico”, como vemos en la siguiente imagen, podremos ver todos los archivos que se encuentran recogidos dentro de PARES, en la pestaña “seleccione un archivo”, así como su cuadro de clasificación pinchando en cada uno de ellos. Por ejemplo, si seleccionamos el Archivo Histórico Nacional, podremos visualizar tanto las unidades de descripción que se han incorporado recientemente como su cuadro de clasificación, como vemos a continuación.






Además de contar con monográficos, como es el caso del Sello Medieval, el Archivo Fotográfico de la Delegación de Propaganda de Madrid durante la Guerra Civil o el Portal de víctimas de la Guerra Civil, entre otros, PARES ofrece recursos de información de Archivos, como los que podemos ver en la siguiente imagen: 


La forma de búsqueda es muy sencilla, pudiendo acceder por dos vías; a través de la pestaña “Búsqueda Sencilla” o, para búsquedas más concretas, mediante una “Búsqueda Avanzada”. 


En el caso de optar por una búsqueda sencilla debemos introducir el término que nos convenga para nuestra investigación. Pongamos un ejemplo, si nuestro estudio está relacionado con las festividades, introduciremos la palabra “Fiestas” en el cajón “Buscar” y PARES nos mostrará todos los archivos en los que podremos encontrar la documentación relacionada con dicho término. Hay que tener en cuenta que  para acotar más la búsqueda sería conveniente introducir tanto el lugar como el período en el que nos gustaría trabajar. Con todo, buscaremos “fiestas en Lima” en período comprendido entre “1500 y 1700”. 




Habitualmente resulta conveniente hacer varias búsquedas usando términos similares tales como, celebraciones, festejos etc., para completar la exploración.  Si pinchamos, por ejemplo, dentro del Archivo General de Indias en Audiencia de Quito, nos aparecerá, como vemos, un documento cuyo título es “la Beatificación de la madre Rosa de Santa María”, su signatura, la fecha de creación, la fecha de formación, así como una indicación de que el documento se encuentra digitalizado. 


Es necesario tener en cuenta que si el documento se encuentra digitalizado, como nos marca la cámara que aparece en la derecha de la imagen, no podremos ver el documento físico aunque nos personifiquemos en el archivo ya que precisamente se digitalizan por motivos de conservación.

Por otra parte, debemos tener muy presente la pestaña “Enviar a Agenda”, puesto que nos permitirá guardar el registro una vez introducido nuestro usuario y contraseña, tal y como vemos en la imagen. Esto facilitará nuestra investigación al permitirnos crear una carpeta dentro del propio portal con el nombre de nuestra investigación y todos los registros relacionados con ella, permitiendo, a su vez, el envío de dicha agenda a nuestro correo electrónico personal. 




Otra de las vías de búsqueda será la “avanzada” la cual nos permitirá además de filtrar por búsqueda, hacerlo por archivos, por signatura o por índice de descripción, como podemos ver a continuación.   


¡Os invito a realizar una prueba!



Por último, tenéis a vuestra disposición, en la parte superior derecha, una pestaña en color amarillo de “Ayuda”, si hacéis click en ella se os redirigirá a un PDF que facilita toda la información necesaria para realizar una búsqueda exhaustiva por campos con ejemplos muy interesantes.


Bibliografía:

Portal de Archivos Españoles: http://pares.mcu.es/